ANTES DE LA CAIDA

El conocido guionista y productor de cine y TV Noah Hawley (Nueva York, 1967) recoge en esta novela, con estilo realista y depurada prosa, el complicado mundo de la comunicación, personificado en un magnate de televisión, David Bateman, eficaz diseñador de estrategias para promocionar candidatos presidenciales.
Finalizadas las vacaciones de verano, el empresario se dispone a recoger en su jet privado a Maggi, su mujer, a su hija Rachel de nueve años y al pequeño J.J. de cuatro años, un vuelo que los devolverá a su residencia habitual en Nueva York. Les acompaña el también millonario Ben Kipling amigo y colega de Bateman que, junto a su mujer aprovecha el viaje para evitar los atascos de la entrada en Nueva York por carretera. A punto de iniciar el vuelo, se incorpora al pasaje Scott Burroughs, pintor bohemio invitado por Maggi que gestiona su próxima exposición en una galería neoyorquina. Completado el pasaje, la tripulación disponen el protocolo de vuelo y el jet se eleva rumbo a su destino. Minutos más tarde, la aeronave se estrella en el mar y perecen todos los pasajeros excepto el pintor Scott, que rescata al pequeño J.J. y lo conduce a nado hasta alcanzar la costa, agotados pero con vida. El relato se desarrolla a partir de ese momento en dos planos diferentes, uno real, dedicado a narrar los sucesos en que se vieron envueltos los dos supervivientes y otro en el que cada una de los fallecidos, desde el Más Allá, reconstruyen los hechos anteriores al momento del accidente. Scott y J.J. son recibidos en un principio, como seres privilegiados de la fortuna que los medios de comunicación ensalzan por una hazaña sin precedentes. Los periodistas se disputan su presencia, asediados de día y noche por las cámaras ansiosas de transmitir las imágenes de los triunfadores de la muerte. Pasados unos días, la prensa sensacionalista cambia de actitud y acusa a Scott de mentiroso, oportunista e inmoral por abusar del niño millonario e intentar quedarse con su custodia para disponer de su inmensa fortuna. Por el otro lado, las víctimas del siniestro descubren aspectos oscuros de su pasado y cuentan, como testigos presenciales, el momento en que el copiloto, en un arranque de locura, estrella el avión contra las oscuras aguas del Atlántico. El autor presenta la figura del pintor Scott Burroughs, como ejemplo de hombre honesto que gracias a su espíritu sincero y noble, desenmascara a los periodistas que viven de difamar inocentes solo para conseguir audiencia, fama y dinero.

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