EL EXPEDIENTE DEL NÁUFRAGO

Un joven burócrata que trabaja en un archivo municipal encuentra un poema anónimo entre las páginas de un expediente. Sucesivos hallazgos similares le inducen a tratar de localizar al autor, otro funcionario, ya jubilado, con una curiosidad fruto del aburrimiento que le produce su monótono trabajo.
El autor contrapone la grisura de los despachos oficiales a la bohemia de un grupo de poetas desconocidos y fracasados que ahogan sus penas en alcohol y llevan existencias extravagantes o próximas a la locura. El argumento, bastante repetitivo, se reduce a la exhibición de estos curiosos individuos, perdidos en ensoñaciones estériles. A la acción le falta fuerza, debido a la trivialidad de la trama, y los personajes son criaturas de rasgos difuminados cuya función en el conjunto del relato no queda definida de modo consecuente. Escrita con estilo cuidado, a pesar de algún desliz esporádico y no muy grave, la obra es un ejercicio literario puramente técnico y formal, que tras unas apariencias con más pretensiones que aciertos carece de verdadera tensión interna, porque no acierta a plantear una problemática humana capaz de interesar al lector.
La superficialidad del planteamiento de esta novela reduce su mensaje a una melancolía obsesiva y deprimente y a un humorismo patético. Es una especie de elegía a los soñadores mediocres.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa