EL NIÑO QUE LLEGÓ CON LA NIEBLA

Al comenzar esta novela infantil, una señora, que vive sola y se siente triste, da un paseo por las soleadas calles de su barrio. De repente se encuentra rodeada de una espesa niebla y al tratar de orientarse, tropieza con alguien que resulta ser un niño de unos seis u ocho años, mal vestido, sucio y hambriento. La señora decide llevarlo a su casa para ver de dónde procede, alimentarlo y vestirlo. Poco a poco se encariña con él, lo trata como una madre, lo viste, educa y envía a la escuela. Todas estas ocupaciones le devuelven a ella las ganas de vivir que parecía haber perdido desde la muerte de alguien muy querido. La obra narra una historia que pone de manifiesto la felicidad que conlleva el ocuparse de los que necesitan atención y cuidado, sobre todo si se trata de un niño al que ayudar cada día a descubrir y comprender el mundo que le rodea. La trama combina fantasía y realismo para dar lugar a una acción sencilla, en la cual los dos personajes centrales se van uniendo progresivamente con un vínculo de cálido afecto y mutua comprensión. Alegría y esperanza son las notas más destacadas de un desarrollo argumental sencillo donde predomina una visión optimista de las dificultades propias de la realidad cotidiana tanto de los adultos como de los menores. A tono con este contenido de fondo los elementos formales, de técnica narrativa y estilo, se caracterizan por una sencillez que no excluye una cuidada elaboración literaria.

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