EL REINO DE HIERRO

El historiador australiano Christopher Clark (Sydney, 1960) profesor en la Universidad de Cambridge publicó en 2006 este estudio que, por su extensión y exhaustivo acopio documental, ha sido considerado como la obra más completa existente sobre los orígenes, desarrollo y final del Reino-Estado de Prusia.
La obra, escrita con estilo ágil y amenizado por numerosas anécdotas y rasgos costumbristas, abarca el período comprendido entre el año 1600, momento en el que el antiguo Ducado de Prusia se convertirá en el reino más poderoso de Alemania, hasta que fue abolido en 1947 por una ley que promulgan las autoridades Aliadas tras la derrota del III Reich en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). De acuerdo con los datos expuestos, se percibe la extrema complejidad de la organización política de los territorios de la Europa Central en los siglos XVI y XVII bajo el dominio de la Casa de los Habsburgo al frente del Sacro Imperio Romano Germánico. Hegemonía discutida por monarquías rivales, como Francia, a la que se unirá la dinastía de los Hohenzollern creadores desde Brandeburgo con su capital en Berlín, del reino de Prusia. Adscrita a la causa protestante, la nueva gran potencia ensanchaba sus fronteras hacia el Norte, el Este y el Oeste de las costas del mar Báltico. Durante los siglos XVIII y XIX, gracias a la obra de relevantes figuras políticas y militares, como el rey Federico I, Prusia se convierte en el estado más rico, poblado y culto de Alemania, al tiempo que incrementa su floreciente economía y refuerza su ejército. Su indiscutible supremacía se consolida en 1871, año en que el “Canciller de Hierro” Otto von Bismarck, designa al rey de Prusia, Guillermo I Emperador del nuevo Imperio Alemán. La superioridad militar demostrada por el ejército prusiano al derrotar a Napoleón III en 1870 siembra la alarma en el resto de los Estados europeos. A partir de ese momento, Prusia se convierte en la gran potencia que, tras la rendición del Gobierno de París, amenaza la supervivencia del Imperio Británico. Desde entonces, los antiguas rivales, Francia e Inglaterra, se aliarán contra el enemigo común germánico, encarnado en el espíritu belicoso de Prusia. Las tensiones entre los dos bloques llevarán a dos sucesivos conflictos de efectos devastadores. El primero, la llamada Gran Guerra (1914-18) le costó la corona al Kaiser Guillermo II mientras que la derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) marca la desaparición definitiva de los últimos vestigios del Estado de Prusia.

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