LAS TIERRAS DEL OCASO

La publicación de esta novela inédita hasta hora del literato francés Julien Gracq, pseudónimo de Louis Poirier (1910-2007), supone la recuperación de un eslabón perdido dentro de su producción, que algunos críticos han calificado como de literatura esencialista, simbolismo fantástico y surrealismo. Esta nueva aportación está conectada con su afamada “El mar de Sirtes”. Esta novedad, que el autor trabajó durante varios veranos y que abandonó en 1956, nos coloca en una tierra imaginaria entre la historia y el mito, el Reino, una historia simbólica. A través de las reflexiones del protagonista y su grupo de amigos, Leo, Hal y Bertold, con el trasfondo de un viaje, también iniciático, a la frontera de la historia, de la ciudad, un espacio descrito con caracteres medievales, nos habla de la necesidad de irrumpir la marcha del destino, de frenar la invasión de los bárbaros de ayer y de siempre.
Es por tanto una novela que reflexiona, no siempre de manera clara para el lector acostumbrado a los betsellers de novela histórica, sobre la caída de una civilización –algunos se han planteado si se refiere a la Tercera República francesa- y de una cultura. Con una cuidada traducción a cargo de Julià de Jôdar y una capacidad nada desdeñable de evocación de lo que hay que salvaguardar en todos los tiempos, la amistad, la camaradería, el valor, Julien Gracq nos presenta la metáfora de un mundo que no obvia la dimensión interior de la persona y que se pregunta sobre la trascendencia de las acciones, sin hacer explícita la dimensión espiritual. No es una novela histórica al uso de los lectores de series de ficción histórica de usar y tirar, sino una reflexión sobre la metafísica del tiempo, sobre nuestra posición en el límite entre la novedad y lo sabido, la ruptura con la rutina, sobre el sentido del tiempo en el mundo, sobre la dialéctica entre el imaginario colectivo y los destinos individuales.

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