LÍNEA DE FUEGO

Al comienzo de esta novela, reproduce el autor varias citas de novelistas y militares. Una de ellas, la de Vicente Rojo, Jefe del Estado Mayor de la República, puede servir de resumen de las intenciones de Pérez-Reverte con esta novela sobre la guerra civil española: “La terquedad contra la tenacidad, la audacia contra la osadía; y también, justo es decirlo, el valor contra el valor y el heroísmo contra el heroísmo. Porque, al fin, era una batalla de españoles contra españoles”.

No es la primera vez que Pérez-Reverte escribe sobre la guerra civil. Ambientada en ella, transcurren las dos novelas que protagoniza el espía Falcó, miembro de los servicios secretos del bando nacional, aunque Falcó es más un mercenario que un idealista. En estas novelas ya intentó Pérez-Reverte no caer en la típica narración de buenos y malos, muy agradecidas para el desarrollo novelístico pero simples en su armazón intelectual.

En Línea de fuego, la novela transcurre en el inicio de la batalla del Ebro, la última oportunidad que tuvo el ejército republicano de tomar la iniciativa de la guerra. El autor pone el foco en un pueblo inventado, Castellets del Segre, no lejos de Gandesa, una localidad con un alto valor estratégico. Los militares republicanos cruzan el río por sorpresa y empiezan a tomar posiciones en el pueblo, donde resisten heroicamente pocos militares nacionales hasta que llegan refuerzos y consiguen cambiar las tornas. Todo se desarrolla en muy pocos días.

Como es habitual en las novelas del autor, está muy bien ambientada y detrás hay un riguroso proceso de documentación que da mucha vida y verosimilitud a lo que se cuenta, la mayoría acciones de guerra, menudas, aparentemente insignificantes, pero que describen muy bien el desarrollo real de una guerra de estas características. La narración, muy amena, se centra en un reducido grupo de personajes de los dos bandos que sirven para mostrar con mucho hiperrealismo el trágico, violento y humano rostro de la guerra.

TROA