SÉ BUENO HASTA LA MUERTE

Zsigmond Móricz (1879-1942) nació en Hungría cuando formaba parte del Imperio Austrohúngaro y murió en Budapest en 1942, durante la Segunda Guerra Mundial. Escritor y periodista, dedicó su producción literaria a reflejar realidades sociales de su patria y en esta novela, publicada originalmente en 1920, narra la vida de un niño que, próximo a la adolescencia, estudia en un internado, lejos de una familia en apuros económicos. El padre, un granjero arruinado por una mala inversión, apenas puede sacar adelante cuatro hijos más.
La obra, un clásico de la narrativa magiar, es una novela de formación donde el pequeño Mihály, a lo largo del año 1892, se enfrenta a una serie de problemas que le conducen poco a poco a descubrir los claroscuros y la dureza del mundo de los adultos. Tímido y de contextura física débil, procura evitar enfrentamientos con otros alumnos más fuertes que él. Sin embargo, su condición de buen estudiante le granjea la enemistad de algunos de sus compañeros de clase. Apurado por falta de dinero que sus padres no pueden enviarle, trabaja como lector de un anciano ciego e imparte clases particulares. Esta nueva situación le lleva a ampliar su conocimiento de personas y ambientes y le sitúa en circunstancias donde no sabe cómo actuar correctamente. Consciente de no tener nadie a quien pedir consejo, sale del paso como puede y debido a su ingenuidad comete errores que le conducirán a pasar momentos difíciles y amargos. El autor descubre con delicadeza la intimidad de un alma infantil sencilla pero no simple, rodeada de un entorno áspero donde el engaño es frecuente y la lucha por la supervivencia tiene algo de desesperación. Maestro del realismo crítico, Mòricz contrasta la bondad del protagonista con la rigidez o la vanidad de sus profesores, más atentos a su lucimiento o comodidad que a la formación cultural y humana de sus alumnos. La trama, de trayectoria lineal, se desenvuelve entre pequeños sucesos cotidianos, que ponen de manifiesto los dramas de unas vidas humildes, con escasas alegrías y mezquindades provocadas por la falta de ilusiones y esperanzas. La belleza del estilo, respetada por una correcta traducción, presta relieve estético a este panorama, material y espiritualmente desolado, que se engrandece con una técnica introspectiva sutil y detallista, iluminada por la calidez que emana del alma de Mihály, quien de mayor quisiera ser maestro para enseñar a los seres humanos a ser buenos hasta la muerte.

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