YO SIEMPRE CREÍ QUE LOS DIPLOMÁTICOS ERAN UNOS MAMONES

El diplomático Inocencio F. Arias (Albox, Almería, 1940) recoge sus vivencias de infancia y juventud en una extensa crónica que abarca desde sus primeros años en Albox y Huéscar (Granada) hasta los servicios prestados como representante de España en la sede de las Naciones Unidas (ONU) de Nueva York.
Los recuerdos del autor, conocido por el nombre popular de “Chencho Arias”, describen el ambiente de una España de postguerra que inicia su despegue en la década de 1950 al firmar los acuerdos con estados Unidos, el concordato con la Santa Sede y celebrar su entrada en la ONU. Cursa estudios de Derecho en la Universidad de Murcia y tras aprobar las oposiciones, ingresa en la carrera diplomática. Se refiere con simpatía y añoranza a la vida universitaria de la época con los primeros escarceos juveniles y las ilusiones de alcanzar un futuro brillante. Tomó posesión de su primer destino en Bolivia en 1969, meses después de la muerte del Che Guevara, caso del que recibió una información puntual de algunos de los que tomaron parte en la operación. Su traslado a la embajada española en la Argelia recién salida de la administración francesa le permite conocer de cerca el movimiento independentista de Canarias dirigido por su líder, Antonio Cubillo (1930-2012) refugiado al amparo del régimen argelino. La embajada en Lisboa durante los años de la confusa “Revolución de los claveles” sitúa al autor en el agitado panorama de Portugal en pleno cambio político. Asiste como testigo presencial al asalto e incendio del palacete de la sede diplomática española, que sufre el ataque de las masas enfurecidas ante la pasividad de las autoridades. Revive Inocencio Arias la tensión de aquellos momentos en los que las vidas del embajador, de los funcionarios y de sus familias corrieron serio peligro. Regresa a la España de la Transición y forma parte de los equipos de gobierno de Adolfo Suárez en La Moncloa, del ministro de Exteriores, Pérez Llorca en la Oficina de Información diplomática (OID) que prolonga con los presidentes Calvo Sotelo, Felipe González y J. Mª Aznar. Ya como Embajador de España ante la ONU, presencia la tragedia de las Torres Gemelas y participa en las deliberaciones previas a la Guerra de Irak en el Consejo de Seguridad. La versión que ofrece se considera una de las más completas y objetivas dedicadas a la verdadera naturaleza de aquel conflicto. El estilo ágil, salpicado de anécdotas y referencias sobre destacadas figuras de la política y la cultura incrementan el interés documental e histórico de estas memorias.

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