LAS PALABRAS QUE NOS GUARDAMOS

Nos adentramos en una historia dura y conmovedora que nos mete en el interior de jóvenes con trastornos psicológicos y traumáticos de los que no pueden salir solos. Lily es una adolescente que estudia en el Instituto Ridgeline. Es altamente creativa, perfeccionista y sensible. Vive con una familia encantadora: su inseparable hermana Alice, la pequeña Margot y su solícito padre, viudo, y vuelto a casar con Staci. Cuando Alice sobrevive a un intento de suicidio, descubren que es bipolar, pero todos quieren vivir y actuar como si no pasara nada. En el Instituto, Lily, con su compañero Micah, crean un grupo de poetas guerrilleros, con el que pretenden promover el arte y creatividad, por medio de la expresión directa y sincera de los más íntimos pensamientos, estilo el “club de los poetas muertos”. Se suceden aventuras, retos, enamoramientos y típicos riesgos y reyertas juveniles. La acción engancha, pero el clímax se hace un tanto asfixiante y angustioso, ya que los protagonistas sufren depresión, trastornos de ansiedad, etc. Todo el drama de la novela gira en torno a una afirmación de Lily: “Todo lo que nos sucede es porque no hablamos de nada de lo que deberíamos hablar. ¡Sólo fingimos que Alice está bien, que todos estamos bien!” La novela transmite el peligro y la soledad que conllevan esos trastornos, pero queda un tanto naif y edulcorada la actitud y las reacciones de los adultos: padres o profesores.

TROA