PENNY BERRY Y EL ÁRBOL DE ORO DE SHANGRI-LA

Penny Berry después de pasar el verano en Berry Manor, la mansión escocesa donde vive su abuela paterna, ha descubierto que su familia está vinculada a las criaturas mágicas que pueblan las leyendas célticas precristianas, con las que solo pueden comunicarse un grupo de elegidos que, como ella poseen los dones mágicos necesarios para hacerlo. Penny conoce también su condición de astrosauria, que le permite volar subida a los dragones alados, y para perfeccionar esta facultad, viaja, a lomos de dragón, hasta el valle perdido de Shangri-la, en Nepal. Allí se dispone a asistir a un curso sobre los poderes que, como tal, le corresponde conocer y utilizar. Al acceder al lugar le sorprende la agradable noticia de que también asistirá su hermano mellizo, Marcus, que fue secuestrado y adoptado, siendo muy pequeño, por un malvado hechicero y por lo tanto desconoce su parentesco con Penny. Durante los días de clase, ocurren varios incidentes que muestran el deseo de algún desconocido por eliminar a la protagonista y se pone de manifiesto que la organizadora del curso no es quien dice ser. Magia, intriga y misterio se entrelazan para narrar una aventura fantástica que transcurre en el helado ambiente de los Himalayas, en pleno invierno. Penny, acompañada de su amiga Pippa, vive experiencias singulares tales como su acogida por los yetis tras caer de su dragón durante una tormenta y sobre todo la celebración de una difícil prueba de fin de curso donde solo ella y Marcus no han sido eliminados. La acción, narra el avance de Penny en su adiestramiento para convivir con seres fantásticos, captar sus reacciones y aprender a convivir con ellos. Por otra parte va dando pasos hábilmente discretos para atraer la atención de su hermano y ganar su confianza para rescatarlo de las fuerzas del mal que lo tienen engañado. La historia, bien escrita, resulta de fácil y amena lectura y su contenido encierra un claro simbolismo de la lucha entre el bien y el mal, inclinada a favorecer el triunfo de los buenos. Sin embargo, en este episodio interviene una diosa hindú, considerada como un poder sobrenatural que evoca la religiosidad politeísta tanto celta como hindú en unos términos que pueden confundir al público infantil al que el autor se dirige.

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