Selección Literaria Nº64 - page 32

JORGE DÍAZ-CARDIEL
SL
A FONDO
32
TROA
Clinton versus Trump
«ELECCIONES EN EE.UU.»
E
stados Unidos ya tiene candidato oficial de uno de
los dos grandes partidos, en este caso, el republicano. Digo
grandes partidos, porque hay, cuando menos, otros dos, el
libertario y el partido verde que, con muy poco porcentaje
de estimación de voto, también se presentan a las
elecciones presidenciales del 8 de noviembre de 2016. El
nombre, cuando comenzaron las elecciones, ya era
conocido por el 91% de los norteamericanos. En el verano
previo a las elecciones, son ya el 100% de posibles votantes
quienes le conocen. Estamos hablando de Donald Trump,
empresario dedicado al sector inmobiliario y a los casinos.
En el lado opuesto se encuentra Hillary Clinton, no
solo conocida por el 100% de los norteamericanos, sino
una de las personas con mayor notoriedad en todo el
mundo, según los Estudios de Pew Research, Advice
Strategic Consultants y Gallup. Fue primera dama siendo
gobernador de Arkansas su marido, Primera Dama cuando
Bill Clinton fue presidente, senadora por Nueva York,
secretaria de Estado con el presidente Obama y, en dos
ocasiones, candidata presidencial.
Es interesante saber lo que significan los nombres.
Estamos, casi, adoptando, una postura tomista (de Santo
Tomás de Aquino), que nos parece apropiada. Por primera
vez desde las elecciones de 1980, que ganó Donald Reagan,
esta campaña trata sobre el alma de América, sobre qué
visión de Estados Unidos prevalece: la de los demócratas o
la de los republicanos. Puede parecer pueril, pero
no lo es: hace falta haber vivido allí, en Norteamé-
rica, para haber palpado la muy fuerte polariza-
ción que hay que en ese país. Esto afecta a toda
una visión global del mundo y de la vida que
influye en la política, la sociología, la economía, la
religión, etc.
Este es un tema que ya traté en mi tercera obra
sobre la materia, titulada
La Victoria de América
,
publicada por EIUNSA, en 2015. Un año después,
las tensiones sociales y raciales se han intensifica-
do. Por simplificar, el 1% más rico es aún más rico
y el 40% más pobre es todavía más paupérrimo de
lo que ya era. Esto está poniendo en cuestión uno
de los pilares esenciales de la democracia
americana: el llamado “Sueño Americano”, que
expresaban muy bien los presidentes Clinton,
Bush y Obama: “trabaja duro, sigue las normas y
alcanzarás lo que te propongas”. El sueño se ha
venido abajo y una de sus consecuencias ha sido
la aparición, en estas elecciones, de populismos
en la derecha y en la izquierda políticos. En la
derecha, destaca Donald Trump, a quien rechaza
el 73% del electorado total por su falta de
principios y valores (hay que tener en cuenta que
Hillary Clinton le sigue de cerca, con una oposición
del 69% de electores, que la consideran como que
“no es de fiar” y “miente mucho”). Con estos
mimbres, las encuestas nos dicen que los
norteamericanos irán a las urnas “tapándose la
nariz”, eligiendo al mal menor. Ninguno de los dos
candidatos entusiasma. Si acaso, Hillary Clinton
despierta pasiones porque podría ser la primera
mujer presidenta; Trump da titulares escandalo-
sos todos los días a los medios con declaraciones
incendiarias, políticamente incorrectas, que
muchos, en la derecha y en la izquierda, estaban
deseando escuchar.
Desde Reagan, lo habitual es que haya
ganado la presidencia el candidato más optimista.
Trump, en cambio (que ha cambiado cinco veces
de partido, tantas como ha cambiado su postura
sobre el aborto o el matrimonio entre personas
del mismo sexo: es difícil saber qué piensa
ahora…) basa su campaña en que América se
viene abajo y, por tanto, su lema electoral es
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