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El cerebro no es solamente el órgano más complica-

do del cuerpo humano; también es el que mejor se

adapta a las diferentes situaciones de la vida en las

que de manera continua se ve inmerso. Es más, el

cerebro humano ha de ser capaz de estimar y

evaluar las señales que recibe constantemente a

partir de dichas situaciones.

Hace unos 15 años se descubrieron en el cerebro los

sistemas neurobiológicos motivacionales cuyas

neuronas producen un cóctel vital de sustancias

mensajeras de la felicidad: dopamina, opiáceos

endógenos y oxitocina. Estas

“hormonas de la

felicidad”

contribuyen a superar con entusiasmo los

retos de la vida. No obstante, la secreción de tales

sustancias depende, en gran medida, de las relacio-

nes humanas logradas que establecen los niños con

sus padres, profesores, tutores y amigos. Si los

padres y las demás personas encargadas del buen

desarrollo y de la buena educación de los niños se

interesan de verdad por ellos, se suscitará una

respuesta más fácil al porqué de su actuar y se

vislumbrará un sentido más profundo por el que

vale la pena esforzarse. Constituye una ayuda

valiosa lograr que padres e hijos piensen sobre

cómo son, sobre cómo les gustaría ser y sobre cómo

deberían ser.

Se vislumbrará un sentido más profundo por

el que vale la pena esforzarse.

Los recientes estudios de la Neurobiología (Joachim

Bauer) han llegado a la conclusión de que el buen

funcionamiento del sistema motivacional viene dado

por el interés, el reconocimiento social y la estima

personal que se les muestra a los niños. El cerebro

transforma las sensaciones anímicas en

procesos vitales de carácter físico. La

psicología, por tanto, se convierte en

biología. Así, las discriminaciones y margina-

ciones bloquean los genes en la región del

sistema motivacional, mientras que, por el

contrario, el reconocimiento y la estima

producen una activación de estos sistemas.

Esto no quiere decir que haya que mimar a

los niños, sino que, precisamente porque

buscan el reconocimiento, hay que hablarles

con claridad acerca de aquello que se espera

de ellos.

Ahora bien, ¿qué ocurre si no se activan los

Educar

para madurar

Las 5 Claves Neurobiológicas para que tu Hijo sea Feliz

Alfred Sonnenfeld

SL

EDUCACIÓN

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TROA