LA LARGA NOCHE

El encargo de escribir un guión cinematográfico sobre el cerco de Madrid, al comienzo de la guerra civil de 1936, constituye una grata noticia para un joven que realiza un trabajo burocrático que le resulta tedioso. La trama, ambientada en Sevilla a comienzos del siglo XXI, narra las largas noches de invierno durante las cuales el protagonista intenta dar forma a la historia cuya sinopsis se le ha entregado ya redactada, y sobre la que se ha documentado mucho y bien.
La acción se desarrolla como un monólogo reflexivo en el que el amor y la guerra se mezclan en la mente del escritor que no logra reproducir el ambiente de Madrid durante su fracasado cerco, ni aclarar sus sentimientos respecto a la mujer con quien vive. El hecho de que ella hubiera mantenido una relación anterior con el amigo de ambos que le ha encargado el guión, complica lo frustrante de su situación de bloqueo, al pasar los días y semanas sin escribir ni una página ni reconocer su incapacidad ni siquiera ante sí mismo. Más allá de repetir una serie de tópicos, indicadores clásicos de especiales simpatías hacia los republicanos, la guerra no constituye el eje del argumento, sino más bien un recurso para colorearlo de corrección política. El elemento que el autor sitúa como centro del relato es el progresivo desmoronamiento de las ilusiones amorosas y artísticas del fracasado guionista que ha abandonado su empleo para realizar una tarea que no está en condiciones de llevar a cabo. Puesto que no ha cobrado ningún adelanto ni firmado contrato, su incumplimiento no le ocasiona problemas legales, pero si un daño psicológico que se ve incapaz de soportar. La obra está formalmente bien escrita, aunque su estructura interna no es lo bastante sólida, en tanto que se apoya en un personaje de configuración endeble y en otros dos secundarios-su mujer y el productor de cine- todavía menos definidos que el protagonista. La ausencia de un final convincente, sustituido por una frase que nada puede aclarar, reduce al mínimo el interés del relato y subraya el profundo vacío existencial que predomina a lo largo de la novela.

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