AGUAS HELADAS

En las afueras de Colonia se ha perdido el rastro de un chico y su perro, y a la vez una joven, estudiosa de pájaros exóticos, ha desaparecido misteriosamente. Una amiga suya, inspectora de homicidios, y un policía inician las pesquisas, de forma independiente en un primer momento, hasta que los indicios sospechosos conducen al entrelazamiento de los dos casos. Mientras, los sucesos extraños se multiplican en cadena: una anciana abandona en una iglesia una maleta con un perro muerto en su interior, la familia del chico adopta un raro comportamiento, un adolescente sufre acoso sexual por parte de sus compañeros de escuela y la inspectora viaja con un desconocido a los lagos canadienses en busca de datos, sin saber que la acompaña un delincuente.
Todos los elementos narrativos del libro están al servicio de un fin: lograr que la intriga esté presente desde el comienzo y dejar al lector sin aliento hasta el final. Una prosa entrecortada contribuye a crear tensión, como también el estilo descriptivo y detallista de los caracteres, paisajes y objetos, siempre teñido de un halo misterioso. Hay breves monólogos de carácter intimista que describen aspectos humanos de los personajes y ofrecen un contrapunto a la dureza del relato. Quedan en evidencia lacras como el acoso escolar, la violencia infantil, la falta de cariño en el entorno familiar.

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