ALEKSANDRA KOLONTÁI

Hélène Carrère D’Encausse (París, 1929-2023) fue historiadora, politóloga, docente e investigadora, Gran Cruz de la Legión de honor y miembro de la Académie Française desde 1991 y su Secretaria Perpetua desde 1999. En 2023 fue galardonada con el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales. De ascendencia rusa, una de sus especialidades fue Rusia y escribió varias biografías de los personajes más influyentes de su Historia. La de Aleksandra Kolontái se publicó por primera vez en 2021.
Nacida en 1872 en el seno de una familia aristocrática rusa, Aleksandra muy pronto se interesaría por las tesis socialistas. En 1893 se casó con Vladímir Kolontái. Un año después nacería su hijo Misha, y a pesar del amor que le profesaba, no dudó en abandonar tanto al marido como a su hijo por la causa comunista en la que muy pronto destacó. En 1915 entró a formar parte del grupo de los bolcheviques y perteneció al círculo más cercano de Lenin llegando a ocupar el Ministerio de Asuntos Sociales. Defendió la causa de la mujer promoviendo la igualdad de género, la liberalidad sexual, el aborto, la eliminación de la familia tradicional, la responsabilidad del Estado en la educación de los hijos y una moral sin Dios que llevaba a plantear una sociedad legislada desde un punto de vista parcial y cambiante, sujeta a opiniones particulares.
Desde su puesto privilegiado en la sociedad pudo posicionarse cómodamente en la política intentando impulsar sus teorías. Años después, con Stalin en el poder, no dudó en cambiar sus opiniones a favor de éste evitando así las purgas que el resto de los bolcheviques tuvieron que sufrir cruelmente. Su gran capacidad para la diplomacia, los idiomas y la oratoria, permitió a Stalin aprovecharse de ello dándole un puesto como embajadora en los países nórdicos, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar ese puesto.
Controvertida, acomodaticia y en ocasiones oportunista, Kolontái tuvo una personalidad difícil de descifrar. No se opuso a los crímenes de Stalin y siempre se mantuvo en las élites del poder, lejos de un proletariado que nunca tuvo la posibilidad de promocionarse como teóricamente reivindicaba el comunismo.
D’Encausse, a pesar de destacar la fuerte personalidad de este personaje condenado al ostracismo por el propio Stalin tras su muerte, deja en evidencia un comunismo teorizante, hipócrita y ahíto de poder.

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