APÓSTOLES Y ASESINOS

El escritor Antonio Soler (Málaga, 1956) ganador del Premio Nacional de la de la Crítica en 1997 y el Nadal en 2004 por su obra El camino de los ingleses, publica ahora una biografía novelada de Salvador Seguí (1886-1923) “El noi del sucre” considerado como uno de los líderes más destacados del anarcosindicalismo en Cataluña.
Hijo único de familia campesina que emigra desde su pueblo catalán a Barcelona en busca de fortuna, soporta duras condiciones de vida en una capital que, a principios del siglo XX, mostraba una profunda división entre la burguesía industrial y la clase proletaria marginada. Pintor de profesión y lector apasionado de los pensadores revolucionarios comunistas forma parte de las bandas juveniles que comenten graves desmanes durante la Semana Trágica de Barcelona en marzo de 1909. Salvador Seguí adquiere mayor peso entre los defensores del movimiento anarquista hasta convertirse en el teórico y organizador de la recién formada Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) en lucha contra el sistema capitalista. Amigo personal de los dirigentes rebeldes contra la monarquía alfonsina, colabora junto a Lluis Companys y Ángel Pestaña en acciones terroristas que endurecen las medidas represivas tomadas por el gobierno central para restablecer el orden en las agitadas calles de Barcelona. Se suceden algaradas, incendios y sangrientos atentados que se atribuyen a diversos grupos anarquistas y crean un clima de violencia reforzado por el triunfo de la Revolución comunista en Rusia entre 1917-1918. Salvador Seguí, en su intento de unificar las fuerzas de la izquierda representadas por la CNT, busca el apoyo de la Unión General de Trabajadores (UGT) y de sus líderes, Indalecio Prieto y Largo Caballero, dispuestos a reforzar la lucha contra el sistema. Perseguido por las autoridades y rechazado por algunos de sus correligionarios, cae víctima de un atentado mortal en las calles de Barcelona en 1923. Al parecer los autores del crimen pertenecían a una facción anarquista contraria a la del Noi del Sucre, aunque no faltan los que atribuyeron la acción a la iniciativa de los empresarios. La cuidada prosa y calidad literaria de Antonio Soler logra presentar con acierto el perfil de unos personajes que, movidos por ideales de justicia social fueron responsables de numerosos actos criminales cometidos de forma directa o a través de sus partidarios que, ni la caída de Alfonso XIII ni la IIª República fueron capaces de remediar. En el relato de la desgraciada infancia vivida entre la pobreza, el hambre y la miseria que padecieron los dirigentes revolucionarios, aunque no se justifiquen sus excesos, queda diluida la responsabilidad de los atentados que causaron cientos de muertes y graves daños materiales a personas e instituciones civiles y religiosas.

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