AQUELLA TARDE DORADA

Peter Cameron narra cómo en septiembre de 1995 Omar Razaghi, alumno de doctorado de la universidad de Kansas, envía una carta en la que solicitaba permiso para redactar la biografía de un autor alemán que vivió y murió en Uruguay a causa de las persecuciones antisemitas del III Reich. El estudiante se dirigió a los albaceas testamentarios con el fin de que su obra fuera considerada como la biografía autorizada oficial del escritor. La obra narra la reacción que esta carta produjo en sus destinatarios, el hermano, la viuda y la amante del difunto. El hermano accedió de inmediato a la demanda pero no así las dos mujeres, que se negaron a ella. El solicitante, urgido por los plazos académicos decide viajar hasta el remoto rincón uruguayo donde viven los herederos, dispuesto a convencerlos para que aceptaran su propuesta de formas unánime.
La acción de Aquella tarde dorada se centra en el desarrollo de las relaciones entre la familia del escritor y del joven tailandés amante del hermano, con el doctorando de origen iraní Ommar Razaghi y con su novia que al final también de une al grupo. La mayor parte de la trama la ocupan los diálogos de unos con otros siempre con el fallecido escritor como fondo. La posibilidad de que su vida se haga pública suscita reacciones en cadena debido a ciertos secretos que no se quieren revelar y sentimientos que no se desean reconocer como propios. La ambientación, convencional y escueta, sirve de marco de lujo decadente para encuadrar a los personajes, todos ellos de psicología muy compleja. La aparición de Razaghi dispuesto a reunir datos y conseguir permisos alarma a los moradores de un lugar remoto poco habituados a recibir visitas y remisos a remover su pasado. La trama enfrenta dos mundos que coinciden en el abandono forzado del propio país y la dificultad de adaptarse a uno nuevo pero que son de edad y mentalidad muy diferentes. Por medio de conversaciones pausadas y reiterativas el autor convence al protagonista y al lector de que la proyectada biografía, por carecer de interés no justificaba un trabajo de investigación. La elegancia del estilo y la sutileza de matices intelectuales que despliega, recubren con discreción formal un planteamiento de fondo ajeno a normas morales.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa