AUNQUE DIGA FRESAS

Una inmigrante argentina, al poco tiempo de incorporarse a un instituto de secundaria en Madrid, es testigo de cómo dos chicos de su clase, un colombiano y un madrileño, deciden, por medio de una apuesta, intercambiar durante un tiempo sus vidas. Lo que al principio parece sólo un juego les lleva a vivir experiencias enriquecedoras y también peligrosas.
La novela aborda, desde la perspectiva de los adolescentes, los conflictos por los que pasan los extranjeros para adaptarse a su nueva vida en España. Los protagonistas, un colombiano, un ecuatoriano y una argentina, consiguen formar pandilla con chicos madrileños compañeros de instituto, después del cambio de roles inspirado por la lectura en clase de "El príncipe y el mendigo" de Mark Twain. El enfoque es original al afrontar los problemas de integración desde las experiencias del inmigrante, del sufrimiento que le produce el desarraigo de los suyos, más acusado aún en los jóvenes, que además deben adaptarse a un entorno escolar muchas veces hostil. La autora analiza en profundidad sus sentimientos, sus miedos, sus ilusiones, a la vez que consigue un relato ameno en el que juega con las anticipaciones para mantener el interés. Para el lector español presenta el problema del lenguaje, plagado de términos argentinos y con giros sintácticos redundantes y extraños a su modo de hablar.

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