AYER

Agota Kristof (Csikvánd, Hungría, 1935 - Neuchâtel, Suiza, 2011) exiliada en Suiza desde 1956, pasó cinco años trabajando en una fábrica de relojes, como el protagonista de esta novela, Jonás. En 1986 escribió su primera novela en francés, Ayer es de 1995.
La novela mantiene a lo largo de sus páginas un tono sombrío, hasta en los momentos en que el protagonista goza de una cierta alegría. El origen está en una infancia traumática que le va a perseguir toda la vida. Solo en la última página del libro se descubre una vida nueva y es como un rayo de luz esperanzado en una noche oscura y tormentosa.
Jonás es el hijo de una prostituta de un pequeño pueblo, que vive en la miseria y que tiene que soportar la actividad de su madre en su propia casa y junto a él. Va al colegio y allí sufre, humillado constantemente por todos; solo tiene una amiga, Line, de la que está enamorado.
Decide huir del pueblo, de muy mala manera y acaba en otro país donde es acogido. Cuando llega a la mayoría de edad y sale del orfanato encuentra un empleo en una fábrica de relojes. Vive solitario y solo se relaciona con otros compatriotas, pero sin llegar a intimar, aunque tiene una amiga no acaba de comprometerse con ella. Cansado de la monotonía de su trabajo y viviendo siempre pensando en la niña de la que estuvo enamorado de pequeño, tiene momentos de depresión, de imaginación desbordada, de alucinaciones, que acaban de diluirse. Está escrita con fuerza y es fácil captar la personalidad y la angustia de Jonás.
Todo cambia cuando su amor de infancia aparece en el mismo país y trabajando en la misma fábrica. Con su aparición, Jonás que ahora ha cambiado de nombre, querría que las cosas volvieran a ser lo que fueron cuando eran niños, pero las cosas serán de otra manera.
La novela está llena de fuerza y belleza narrativa, aunque tiene un trasfondo amargo que hace dura su lectura. La actitud de la chica y el chico son una buena expresión de la fuerza que puede tener un sentimentalismo que lleva a aberraciones y una cabeza bien formada que dirige la vida y sabe dar salida a unos sentimientos egoístas.

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