BAILANDO CON ELEFANTE Y GATO

Bailando con elefante y gato de Yoko Ogawa tiene como protagonista a un niño de corta de estatura que nació con los labios sellados. Huérfano, vive con sus abuelos en una ciudad japonesa sin detallar. Observador, sensible y muy inteligente, le encanta contemplar a una elefanta india que vive en cautividad. Un día, casualmente, conoce a un jugador de ajedrez muy obeso que vive en un autobús fuera de servicio con un gato llamado Peón. Se hacen amigos y él le transmite todos sus conocimientos y le enseña a jugar. El niño adquiere la curiosa técnica de ocultarse bajo la mesa, sin ver las piezas, tan solo adivinando las jugadas. Juntos comparten buenos ratos hasta que el hombre obeso fallece y el chico, al que ya todos llaman Little Alekhine en recuerdo al campeón ajedrecista, se sume en un gran duelo a pesar del cariño de sus abuelos. Dado su prestigio, ya que gana a todos sus contrincantes, le invitan a trabajar en un prestigioso club de ajedrez marítimo. Allí protagoniza espectaculares partidas con todo tipo de jugadores, escondiéndose dentro de un robot, moviendo las piezas a través de sus extremidades mecánicas, ayudado por una simpática joven a la que él llama Momia. Little Alekhine crece y descubre el mundo de los adultos aunque no pierde su inocencia. Considerado como un campeón, es contratado en una residencia de ancianos para jugar con los residentes. Un desgraciado incidente cierra la novela
El libro, narrado como un cuento, aparte de un homenaje al ajedrez, es un canto a la infancia. La autora refleja como un niño con limitaciones físicas es capaz de desarrollar otras posibilidades para compensar sus deficiencias. La sensibilidad de Ogawa se manifiesta en la exquisita configuración de un personaje generoso y de buen corazón. El libro, escrito con delicadeza y estilo descriptivo presenta una historia luminosa, llena de valores humanos como la importancia de los lazos familiares, la amistad o la compasión aunque hay también ciertos ramalazos de tristeza a causa de ciertos acontecimientos. El relato gustará a los amantes del ajedrez y a los aficionados a la narrativa oriental.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa