Beethoven contado a través de sus contemporáneos

Como escribe Patrick Alfaya en el prólogo, nadie discute que Beethoven era un músico excepcional que supo expresar como pocos artistas los más altos ideales humanos. Pero, junto a esa excepcionalidad, fue una persona “de carne y hueso, con sus virtudes y limitaciones”. En este libro, O. G. Sonneck ha reunido diferentes testimonios sobre la vida de Beethoven que ha rastreado en cartas, diarios y libros de memorias. El hilo conductor de todos ellos es ofrecer una imagen completa de su vida y un retrato del hombre Beethoven: cómo la música estaba imbricada en su devenir diario.
Los testimonios recogidos son variados y ofrecen una imagen cercana. Todos proceden de sus contemporáneos. Y junto a escritos de personajes desconocidos, aparecen las opiniones de escritores y músicos de la talla de Mozart, Goethe, Listz, Rossini.
Este libro sirve, pues, para “evocar la vertiente más humanas del compositor”, la que quiso destacar en la oración fúnebre que tras su muerte escribió el dramaturgo Franz Grillparter: “Era un artista, pero también era un hombre”.
Como escribe Patrick Alfaya en el prólogo, nadie discute que Beethoven era un músico excepcional que supo expresar como pocos artistas los más altos ideales humanos. Pero, junto a esa excepcionalidad, fue una persona “de carne y hueso, con sus virtudes y limitaciones”. En este libro, O. G. Sonneck ha reunido diferentes testimonios sobre la vida de Beethoven que ha rastreado en cartas, diarios y libros de memorias. El hilo conductor de todos ellos es ofrecer una imagen completa de su vida y un retrato del hombre Beethoven: cómo la música estaba imbricada en su devenir diario.
Los testimonios recogidos son variados y ofrecen una imagen cercana. Todos proceden de sus contemporáneos. Y junto a escritos de personajes desconocidos, aparecen las opiniones de escritores y músicos de la talla de Mozart, Goethe, Listz, Rossini.
Este libro sirve, pues, para “evocar la vertiente más humanas del compositor”, la que quiso destacar en la oración fúnebre que tras su muerte escribió el dramaturgo Franz Grillparter: “Era un artista, pero también era un hombre”.

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