BLACK SUN. CUANDO EDITAR ERA UNA FIESTA

Dominique de Saint Pern es periodista, ensayista y novelista francesa. En 2005 publicó Les amants du Soleil noir (Black Sun), traducido ahora al castellano por la editorial Fórcola.
Black Sun, nombre que la pareja bostoniana formada por Harry y Caresse Crosby puso a la editorial fundada por ellos para publicar sus propias obras y las de jóvenes escritores de vanguardia de los alegres años veinte, es el título que Saint Pern ha querido dar al libro con el que pretende hacer un esbozo, tanto de la vida de la pareja como de cuantos les rodearon. Una vida llena de excesos y amoralidad abocada a una tragedia inevitable.
Descendientes de familias de poder y raigambre en Boston, Harry fue educado para continuar con el negocio familiar, pero su gran sensibilidad y la terrible experiencia que soportó como conductor de ambulancias durante la Primera Guerra Mundial, marcarían en él un estado anímico que le conduciría a un estilo de vida insaciable ante todas las posibilidades y novedades que le ofrecía la vida. Caresse, cuatro años mayor que él, con un matrimonio fracasado y dos hijos, se deja seducir por Harry formando una pareja liberal, egocéntrica, extravagante y guiada por un placer sin límites en el París de los años veinte del pasado siglo. En esta carrera de vértigo serán los dos hijos de Caresse quienes más sufrirán las consecuencias del desapego familiar.
Entre sus amigos y conocidos se contaban Hemingway, Picasso, Edith Wharton o Scott Fitzgerald. Pero junto a escritores o artistas famosos estarán otros desconocidos: artistas decadentes, periodistas, editores y buscavidas en general.
La autora muestra un cuadro de personajes tocados por la luz deslumbradora de los Crosby. Sus cenas, fiestas, reuniones artísticas, eróticas, etc., fueron míticas en aquellos años. Derrochadores hasta el extremo, mimados, ensalzados hasta la cima del éxito, coquetearon con todo tipo de actos inmorales hasta vaciar de sentido su propia existencia.
Dominique Saint Pern no pretende juzgar. En ocasiones, sobre todo ante los acontecimientos de la Primera Guerra Mundial, el relato toma tintes de piedad hacia el extravío psíquico de Harry, una víctima, quizá, de lo ocurrido en un siglo donde los horrores de la guerra marcarían a toda una generación.
La profusión de nombres puede cansar a un lector poco interesado en el tema, pero es innegable la agilidad y la buena pluma de la autora.

Encarnita Herraiz