CANTA IRLANDA

A finales del verano de 2004 el autor emprendió su primera visita a la República de Irlanda para recorrer el país durante un par de meses, con la intención de dar forma de libro a las impresiones que recogiera en sus cuadernos de notas. Sin embargo este proyecto quedó detenido y sólo se llevó a cabo en 2012, tras un nuevo viaje a Irlanda para redactarlo en la misma tierra que lo inspiró. En sus páginas dedicó especial atención a las letras de las canciones populares y a la producción de sus escritores más conocidos como línea maestra de su intención de aproximarse al modo de ser de los irlandeses.
La obra constituye el detallado itinerario de un viajero curioso que se acerca a un mundo que conoce poco pero del que desea comprenderlo todo. Sin embargo, aunque el recorrido es extenso y parece bien planificado, no llega a profundizar más allá del nivel epidérmico en el espíritu gaélico. El autor trata más de sí mismo con relación a Irlanda que de ella en sí, quizá por no haber llegado a captar plenamente su esencia. El reportaje resulta interesante por el amplio material informativo recogido en el ámbito de las canciones populares, los esbozos biográficos de héroes de la lucha para lograr la independencia de Inglaterra y las numerosas referencias a James Joyce y otros escritores famosos nacidos en suelo irlandés. En cambio se queda un tanto corto en lo que atañe a sus habitantes, con los que mantiene contactos esporádicos, con frecuencia breves y triviales. Las descripciones de paisajes quedan logradas pero falta, en cambio, la ambientación de interiores que sería muy significativa en una obra donde se alude con frecuencia a la lluvia y a condiciones atmosféricas desapacibles. Beber, cantar y detestar al Reino Unido son los únicos rasgos destacados en un planteamiento de fondo que parece reducido en exceso. Al escribir sobre un país católico en su gran mayoría, Reverte abunda en comentarios desfavorables hacia la Iglesia romana, que no atribuye a los irlandeses sino que son fruto de su propio y expreso ateísmo práctico.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa