CIBERLEVIATÁN

José María Lasalle ha desempeñado cargos políticos, pero tiene una larga trayectoria como intelectual y defensor del liberalismo. En Ciberleviatán propone una brillante defensa de la democracia liberal.
Lo sorprendente es el planteamiento de fondo: Lasalle analiza con profundidad el impacto antropológico de las nuevas tecnologías y la transformación socio-política que trae consigo el dataísmo. Vincula, en este sentido, la revolución digital con la condición posmoderna y la paulatina desaparición de lo humano. A su juicio, nos hallamos en una encrucijada, ya que la cosmovisión virtual inaugura lo posthumano.
Resulta inquietante la reflexión que propone sobre la pérdida de la corporalidad, en la que insiste reiteradamente a lo largo del libro, porque de la experiencia de nuestro yo encarnado depende la configuración de la identidad humana. Si la cultura cibernética a la que estamos abocados amenaza con modificar nuestras experiencias más originarias, ello decidirá inexorablemente una modificación de la naturaleza humana.
Lasalle denuncia la marginalización de lo humano y la pérdida de libertad que conlleva, así como la confabulación de lo privado y lo público en la imposición de ese capitalismo cognitivo que tan peligroso parece. Vislumbra la llegada, a través del océano tecnológico, de un leviatán cibernético en el que los valores ilustrados -la libertad, la dignidad de la persona, la igualdad- serán poco a poco olvidados.
En ocasiones pueden resultar demasiado pesimistas las profecías totalitarias que augura Lasalle, pero su análisis es preciso a la hora de detectar los mecanismos y herramientas que determinan la imposición del dataísmo; cree que es peligrosa la deriva despolitizadora de las nuevas tecnologías y que el populismo no es más que una de los síntomas de la crisis de la democracia liberal a la que nos conduce el capitalismo tecnológico.
Sin embargo, deja espacio para la esperanza: “El futuro de la humanidad no viene marcado por la inevitabilidad del Ciberleviatán” señala. Lasalle propone, frente a las tecnologías que nos sujuzgan, las disciplinas humanísticas que nos liberan; frente a la privatización del poder, gobernanza mundial; y frente a una técnica desatada, un pacto que la humanice.
Se esté o no de acuerdo, lo más valioso del libro es que espolea la reflexión del lector, le obliga a reparar en aspectos de la sociedad tecnológica que podría haber pasado por alto y le permite, al fin y al cabo, hacer una idea de por dónde va el debate intelectual de hoy. Sin duda, un libro recomendable.

TROA