CINCO HORAS CON MIGUEL DELIBES

En 1985, Javier Goñi (1952), periodista por aquel entonces del periódico El Norte de Castilla, en Valladolid, realizó una serie de entrevistas a Miguel Delibes que publicó posteriormente en la editorial Anjana, ya desaparecida, con este título. Ahora, vuelve a publicarse en otra editorial con varios añadidos del autor en los que amplía algunos comentarios y describe la totalidad de la obra y la vida de Delibes hasta su muerte en 2010. Goñi es periodista cultural y crítico literario y colabora actualmente en el diario El País.
El autor conoce muy bien al escritor vallisoletano, lo que se aprecia constantemente en sus preguntas e intervenciones, siempre precisas y agudas, que ayudan a dirigir la conversación y a que Delibes explique muchas cuestiones sobre aspectos biográficos que pueden contribuir a conocer con más profundidad sus obras.
Delibes habla de sus inicios como lector (“A mí me enseñó a leer bien y lo debido mi mujer, Ángeles de Castro, que entonces era mi novia (…) y tenía una gran afición a la lectura”. Cuando empezó a escribir, Delibes destaca la influencia y el ejemplo que para su prosa tuvo su profesor de Derecho Mercantil, Joaquín Garrigues, hombre que “tenía una precisión magnífica para la adjetivación, muy castellana”.
Su primera novela, La sombra del ciprés es alargada, que obtuvo el Premio Nadal, la escribió con veintiséis años, cuando ya trabajaba en El Norte de Castilla como caricaturista. Con el paso de los años, Delibes ha renegado de parte de esa obra, que le parece hinchada e impostada; sin embargo, reconoce que ahí está la clave de lo que será después su literatura, confirmada con su tercera novela, El camino, una de sus grandes obras (la segunda, Aún es de día, que tuvo problemas con la censura, no le parece tampoco una buena obra). El camino la escribió en un tiempo récord, en unas cuantas semanas, y la obra se convirtió muy pronto en un éxito (lo sigue siendo, tanto en España como en muchos países donde se ha publicado). “Entonces –le cuenta Delibes a Goñi- me dedico a dar forma a una obsesión de mi infancia: la de la muerte, obsesión que siempre me ha acompañado, y ahora se acentúa a medida que envejezco”.
La conversación es amena, interesante y nada rebuscada. Se habla de su trabajo como profesor y su cada vez más atracción por el mundo periodístico. Comenzó como caricaturista, pasó a redactor y llegó a ser director del mismo periódico en una época en la que escribían un destacado grupo de periodistas: Francisco Umbral, José Luis Martín Descalzo, José Jiménez Lozano, Manu Leguineche, César Alonso de los Ríos (autor de un libro con el que este de Goñi guarda bastante parecido, Conversaciones con Miguel Delibes, otro interesante libro para conocer mejor a Delibes).
Tuvo que dimitir de su puesto de director por problemas con la censura. Eran los años de la Ley de Prensa y Delibes criticó en su periódico la triste realidad del campo castellano y la ausencia de políticas relacionadas con este tema, lo que no sentó nada bien al régimen. Al dimitir, Delibes decidió convertir en novela esas mismas inquietudes sociales por el campesinado. Lo hizo en libro capitales como Las ratas o Viejas historias de Castilla La Vieja, entre otros, donde escribió sobre Castilla y lo castellano con un contundente realismo que no procedía de un esfuerzo intelectual por escribir sobre Castilla (como habían hecho los autores del 98, poetizando en cierta manera la realidad), sino de su experiencia personal como aficionado a la naturaleza, los deportes al aire libre, la pesca y, sobre todo, la caza, otro de sus grandes temas literarios. Delibes suele definirse más que como provinciano, pueblerino.
El libro avanza repasando los principales momentos de su biografía, sus viajes, sus libros y las reflexiones sobre la vida social, sus amigos, sus inquietudes, sus aficiones, los temas de fondo de sus novelas y sus personajes preferidos: “Siempre me han preocupado los seres marginales y más débiles de la sociedad”. Y, en toda su trayectoria, la constatación de unas mismas obsesiones literarias, apuntadas por Javier Goñi: “muerte, infancia, prójimo y naturaleza”.

TROA