COMPASIÓN SILENCIOSA

El autor es franciscano, sacerdote desde 1970 y actual director del Centro de Acción y Contemplación de Alburquerque (Nuevo México). La presentación editorial de este ensayo, sobre la contemplación y el autovaciamiento cristiano, insiste en el valor del silencio como experiencia del vacío y a la vez de unidad con el Ser Supremo.
Nos parece, más bien, frente a esta visión comercial del tema, que al intentar huir de todo rastro de pensamiento dual, o de cualquier visión que sintetice parejas de opuestos, el autor no logra una teología consolidada. De una parte sustancializa el silencio humano espiritual, incrustando en él de forma automática la presencia divina. No se debe confundir el hecho del silencio como principio (lógico) de toda palabra (que ha de arrancar de la no-palabra), con la realidad de la idea interior, que –en su contenido positivo formal– sí es causa y origen de toda locución. Por otra parte, nos parece que Rohr hace en este ensayo teológico una exégesis arbitraria de la doctrina trinitaria de san Agustín, al introducir el mysterium Trinitatis ut tale en la estructura de toda realidad creada.
En cualquier caso, la temática abordada plantea temas relevantes.
Reseña cedida por la Revista Palabra

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