CORAZÓN DE ORO

“California, 1849. La fiebre del oro enloquece a los hombres que, llegados desde todas las partes del mundo, alcanzan los ríos y montañas donde se esconde el metal más codiciado. Entre ellos está Lorién, un joven español a quien, tras una desesperada travesía, el azar le regala la aventura más apasionante que jamás pudo imaginar: un amor inmenso, una amistad inquebrantable y una hazaña poco convencional en una tierra inhóspita en plena efervescencia”.

Diciembre de 1848 llega a su fin en Pasolobino, pequeño pueblo del Pirineo aragonés. Una inesperada tragedia empuja al joven Lorién a buscar una vida mejor en la tierra prometida de California. Se le van uniendo el pianista chileno Escolano, el polizón Sandor y el francés Baptiste, formando un cuarteto inseparable. Atraviesan La Habana, Nueva Orleans, San Luis, Misuri, y llegan a la recién estrenada California como estado número treinta y uno de Estados Unidos. Tiempo de aventureros, soñadores o desesperados. Son tierras inhóspitas llenas de fuertes y asentamientos de pioneros, amerindios y militares enloquecidos por la fiebre del oro. La venta de esclavos es corriente, las luchas entre terratenientes son continuas y el joven Lorién, después de vivir hazañas que jamás imaginó, perder y ganar amigos de manera radical, logra asentarse en San Luis Obispo. Es patrón de un gran rancho, encuentra un amor apasionado, y una misión que conquistar. En su interior siempre bullen las raíces de sus Pirineos y los nuevos amores que le atan a California. Gabás se ha empapado de historia y territorios. Transmite el realismo, crudeza e incluso hastío en la fiebre del oro. Domina una época de exploración y creación de una nación. Humanidad, creencias y política se enfrentan. Es innegable la pugna entre nativos indios, colonos mexicanos, terratenientes ilegales, extranjeros ambiciosos, hasta lograr un justo reparto y un nuevo país. La autora se mete en el alma de los personajes e inquieta al lector con sus dudas, sueños o rencores. Gabás luce agudeza y con diálogos y escenas rápidas consigue historias verdaderamente emocionantes.

Lucía Morales