DESDE EL MIRADOR

Una mujer, casada y con una hija, atiende a su madre, ingresada en el hospital a causa de un infarto cerebral. "Desde el mirador" de la habitación del centro sanitario, aunque con continuos cambios de plano, va contemplando su propia vida y las personas de su entorno.
La autora (Guadalajara, 1953) recrea el largo soliloquio de una mujer que, en su madurez, contempla su vida como una espectadora, y también a las personas con que se relaciona, siempre con una aparente lejanía. La trama es un leve soporte para la introspección psicológica, en la que personajes y sentimientos se plasman con escasa fuerza y sin permitir que cobre demasiado relieve el lado intimista. Se muestran actitudes y reacciones junto a inquietudes, dudas, contradicciones, etc. Late en la obra una especie de fatalismo aceptado. Casi nada se dice explícitamente, pero se esboza: el amor es un afecto desvaído que no se sabe por qué se deja perder, el sentido de la libertad está desfigurado, una cierta mentalidad materialista es causada por la falta de trascendencia más que por ambición o pasiones, etc. El estilo, muy sencillo, resulta en ocasiones algo reiterativo; la expresividad y fuerza de algunos hechos está muy atenuada por la lejanía del monólogo y por los frecuentes tópicos.

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