DIARIO DE (UNA CHIFL)ADA

Desde El 16 de septiembre al 3 de noviembre, Ana anota diariamente cómo trascurren los primeros días del nuevo curso en su instituto. Al margen de sus habituales dificultades para resolver los problemas de matemáticas, la novedad más destacada es la aparición de una serie da alumnos desconocidos, procedentes de otro instituto que ha sido cerrado. Entre estos destaca una chica muy guapa y bien vestida que pronto se convierte en archienemiga de Ana. La rivalidad entre ambas, acentuada por el hecho de que a ésta le gusta un compañero de clase que es el amigo de la infancia de aquella, ocupa la mayor parte de las páginas del diario. La autora ha creado un personaje bien caracterizado como encarnación de la típica preadolescente que se pelea con sus hermanos pequeños, no quiere ir de compras con su madre, discute con los profesores y tiene frecuentes y profundos cambios de humor y de nivel de autoestima. El tratamiento de estas situaciones está impregnado de humor, con cierta exageración de las circunstancias y acumulación de momentos desfavorables. Sin embargo, el enfoque de fondo es bastante razonable, en sentido positivo, ya que Ana aprende a buscar la forma de afrontar correctamente cada situación conflictiva. Las impertinencias de su enemiga ya no le afectan tanto, descubre nuevas amigas que son más leales que las de antes y que la ayudan a estudiar y es capaz de perdonar las trastadas de sus hermanos porque comprende que también son capaces de demostrarle su cariño. Escrita sin pretensiones literarias, pero correctamente elaborada, la obra constituye una lectura entretenida que además encierra sugerencias de conducta que pueden servir de ejemplo en casos similares.

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