DIEZ BICICLETAS PARA TREINTA SONAMBULOS

Se cumplen diez años de existencia de la editorial madrileña Demipage y David Villanueva pide a estos treinta escritores en lengua castellana un relato con bicicleta. Como una ventana abierta a un universo, como un sumergirse en un océano lleno de sorpresas, el lector se abisma en cada relato, que, como es bien sabido, es un género que concentra lo mejor de la literatura. Cada escritor fabula y crea un divertimento, una historia con una bicicleta como centro o lateral, tangencialmente o como excusa. Parece que han sacado lo mejor de su pluma, y han llevado su estilo y habilidad a cierta cima. El extraordinario prólogo de Eloy Tizón, además de un homenaje a la literatura y a los escritores, es una inteligente interpretación de la escultura con rueda de bicicleta de Duchamp, que cumple su aniversario. Metáfora instigadora de estos cuentos variados, abismales, recreativos, pura literatura y de lo mejor de cada uno de esos escritores en lengua castellana: Ricardo Menéndez Salmón, Marta Sanz, José Ovejero, Luis Landero, Felipe Benítez Reyes y otros muchos hasta llegar a treinta y dos.
Algunos relatos son crueles como “Y sin ruedines”, otros nostálgicos, algunos oníricos como “El zapatero de Stalin”, otros denuncian la situación de pobreza de algunos españoles hoy como “Por la ruta de las segundas residencias”. El de Muñoz Molina nos lleva a Ámsterdam; “Combate” narra a unos púgiles que usan bicicletas en vez de puños. Todos los relatos son incomparables e imposibles de unificar.

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