DINERO, CODICIA Y DIOS

Con un estilo que mezcla tanto las experiencias personales, como el diálogo y la pedagogía de las teorías que hoy están en la avanzadilla de la reflexión económica, principalmente del universo intelectual americano, el autor, miembro del American Enterprise Institute, parte de una serie de tesis principales que pretende explicar, con un original método, a lo largo del libro. Algunas de ellas son las siguientes: No existe contradicción entre el capitalismo y el cristianismo. Los críticos del capitalismo se olvidan de la complejidad y de las sutilezas del capitalismo y de la economía y de la libertad de mercado. En la base del capitalismo, y del libre mercado, no está la codicia, ni la competencia, ni la propiedad privada, ni la sola búsqueda del interés propio racional. Para prosperar, una economía de mercado necesita no solo de competencia sino del imperio de la ley y de virtudes personales tales como la cooperación, familias estables, sacrificio, compromiso, responsabilidad, y riesgo basado en la esperanza de un futuro mejor para todos. A la hora de abordar estas tesis, Jay W. Richards se hace una serie de preguntas y explica las respuestas a través de una serie de mitos que están en el imaginario social. Las preguntas son: ¿No podemos construir una sociedad justa? ¿Qué haría Jesús?¿No fomenta el capitalismo la competencia desleal? Si me hago rico, ¿no se hará otro pobre? ¿Acaso no se basa el capitalismo en la codicia? ¿No se ha opuesto siempre el cristianismo al capitalismo? ¿No lleva el capitalismo a una fe cultural consumista? ¿Vamos a agotar todos los recursos?
Cuando hablamos del capitalismo no se pueden ignora los hechos básicos de la economía, las leyes que la rigen, los mecanismos. Este libro, coeditado por el centro Diego de Covarrubias, un Think Thank liberal español, ofrece una interesante perspectiva de la economía más allá de tecnicismos, de gráficos y estadísticas. Es una invitación a pensar sobre los fundamentos técnicos y sus relaciones con las acciones morales que están detrás del sistema económico. Hay dos cuestiones últimas que el lector puede platearse. Una, si la visión del capitalismo que ofrece, y de la economía de mercado, no es tan ideal que le ha sido fácil “bautizarla”, dado que quizá el día a día de la vida discurre por otro camino. Y, segunda, hay que tener en cuenta que este libro se escribió antes de que llegara al pontificado el Papa Francisco. Por lo tanto no ha podido el autor entablar un diálogo con algunas de las afirmaciones del Papa que está en la mente de todos a la hora de abordar la relación entre cristianismo y capitalismo.

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