DOMINIQUE

Eugène Fromentin (1820- 1876) fue un conocido pintor francés cuyos cuadros solían inspirarse en paisajes y tipos humanos de Argelia que causaron en su sensibilidad un fuerte impacto estético. En 1863 publicó “Dominique” su única novela, de fondo autobiográfico, que dedicó a George Sand. El protagonista, Dominique de Bray, un rico hacendado rural, narra en primera persona el amor que sintió en su juventud hacia la prima de uno de sus mejores amigos. Después de que ella se casara con otro, durante años luchó por olvidar un sentimiento que sabía imposible de satisfacer y no lograba extirpar.
El disgusto provocado por el intento de suicidio del amigo emparentado con su antigua amada, lleva a Dominique a confiar a un narrador anónimo que sólo aparece al comienzo y al final del relato, los recuerdos que el dramático suceso despertó en él. Ya casado y padre de familia, permanece en su alma la melancolía por la felicidad nunca conseguida en el pasado, aunque su presente sea estable desde todos los puntos de vista. La temática está tratada en términos vinculados con el estilo del Romanticismo tardío y el desarrollo argumental gira en torno al análisis de los sentimientos del protagonista, cuyo amor no es una ilusión platónica sino que muestra una evidente dimensión física. Amor y renuncia por parte del enamorado, comprensión y amistad por parte de la amada, son los elementos que mueven las relaciones entre ambos, presididas por un sentido del honor que aleja cualquier sospecha de adulterio. El estilo, pausado y contenido, se tiñe de tonos apagados, al describir las ilusiones juveniles truncadas y la aceptación realista de los bienes que el paso del tiempo ha deparado. El autor compara la postura de Dominique con el hastío vital del fallido suicida, nunca resignado a conformarse con el paso del tiempo. Como tercera opción, aparece la lucha tenaz del antiguo preceptor de Dominique de Bray, un hombre pobre que no se resigna y lucha por salir de esta situación a base de trabajo y de no soñar con más de lo que intuye que puede conseguir. Considerada en Francia como un clásico, la novela plantea cuestiones interesantes de vigencia intemporal y está escrita con una plasticidad que produce el efecto de que el autor pinta con palabras.

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