DÓNDE CREES QUE VAS Y QUIÉN TE CREES QUE ERES

Un adolescente que sufre a causa de la reciente muerte de su padre, a quien quería mucho, narra en esta novela cómo el adentrarse en su afición a leer le ayuda en parte a suplir la falta del apoyo paterno que tanto echa de menos.
La obra está impregnada de amor a los libros, en especial a los de tres grandes clásicos del siglo XIX: Dickens, Scott y Andersen. A través del procedimiento del relato dentro del relato, el autor desarrolla una trama interesante, bien concebida y cuidadosamente elaborada, que, a pesar de su complejidad estructural, se sigue con atención y sin esfuerzo. El estilo, cálido, reflexivo e intimista, resulta adecuado y asequible para los lectores a los que se dirige de modo primordial, pero incluso así mantiene un constante esfuerzo por combinar sencillez y corrección, evitando los excesivos coloquialismos y cuidando la construcción gramatical. La idea de fondo que transmiten estas páginas está relacionada con la búsqueda de la propia identidad y del sentido de la vida, buscado a través y con el apoyo de la herencia cultural, del sentimiento como complemento de la razón y del esfuerzo de la imaginación para no dejarse arrastrar por el pesimismo y la depresión.

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