DÓNDE VAIS A ENCONTRAR UN PADRE COMO EL MÍO

Novela de fondo autobiográfico donde Rossana Campo (Génova, 1963) evoca los pormenores de la compleja relación que mantuvo con su padre, fallecido poco antes de su quincuagésimo cumpleaños. Dónde vais a encontrar un padre como el mío es la pregunta que la autora dirige a sus lectores a lo largo de estas páginas, en un tono de ternura y gratitud en cuyo fondo laten también la rabia y la tristeza. La obra, cuya publicación original en italiano data de 2015, obtuvo en 2016 los premios Strega Giovani y Elsa Morante de narrativa.
Renato y Concetta, los padres de la protagonista, viven en la Italia continental del norte pero son “terroni” según la denominación despectiva con que allí se conoce a los inmigrantes que proceden de las provincias del sur de la Peninsular. Renato pertenecía al cuerpo de carabinieri hasta que fue expulsado por su carácter indisciplinado. Desde ese momento, se dio a la bebida y no fue capaz de conservar ninguno de los numerosos empleos que desempeñó. Colérico y violento, maltrataba a su mujer y dedicaba el escaso dinero que esta conseguía reunir a gastarlo en el alcohol del que no podía ya prescindir mientras dejaba que su familia viviera en la indigencia. A pesar de eso, sus dos hijos, Rossana y Nico, once años menor, estaban fascinados por su personalidad, avasalladora y atractiva cuando lograba mantener la lucidez, entre dos intoxicaciones etílicas. La obra está bien escrita, en primera persona y en términos de crudo realismo, con un notable cuidado al atribuir a cada personaje las formas de expresarse acordes con su carácter y extracción social. La técnica narrativa, basada en capítulos cortos y párrafos breves, con predominio del estilo indirecto, se adapta de modo eficaz al tratamiento intimista del desarrollo argumental, centrado en el autoanálisis de la protagonista. De modo preciso y detallado reflexiona en torno a la influencia que su padre ejerció sobre ella durante la infancia y juventud y del cambio de sus sentimientos respecto a él a medida que se iba acercando a la edad adulta. De modo objetivo reconoce que la inestabilidad económica y afectiva de su familia se debió a fue debida a la irresponsable conducta del padre. La actitud de gastar en vicios la modesta economía familiar, de ausentarse del hogar durante largo tiempo y de contraer deudas, mantenía a su mujer y sus hijos en permanente estado de ansiedad. Sin embargo la autora no valora su conducta en términos morales a los que no parece prestar especial atención, sino que se sitúa en el plano emocional y afectivo, donde solo se toman en cuenta los buenos recuerdos.

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