DONDE VAN LAS TORTUGAS CUANDO MUEREN

El pequeño Manuel está muy triste cuando una mañana al levantarse encuentra muerta a su querida tortuga. Mientras piensa qué hacer con ella, si enterrarla o devolverla al mar, el perro del vecino, muy grande y alocado, se la lleva en la boca y tiene que recuperarla de la piscina a donde ha acabado por caer. Ayudado por sus amigos, Oscar y Cuca, se decide por fin a dejarla en el mar, pero no sin antes tener que hacer frente a otros problemas relacionados con este plan. El cuento se propone desdramatizar la pena que muchos niños sienten al perder a sus mascotas, presentando la muerte como algo natural y esperado. Sin embargo, este propósito educativo pierde parte de su eficacia al introducir algunas referencias a prácticas de espiritismo que, aún dichas en tono de humor, pueden confundir a los pequeños lectores a quienes la historia de la extinta tortuga va dirigida.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa