EL ÁNGULO MUERTO

El ángulo muerto de Aro Sáinz de la Maza es el segundo episodio de la serie protagonizada por el rebelde inspector Milo Manart, de la brigada criminal de la policía de Barcelona, tolerado a duras penas por sus jefes debido a su notable capacidad para resolver casos de extrema dificultad.
De carácter reservado, huraño e insolidario, en apariencia se mantiene al margen de las investigaciones, aunque toma nota puntual de los datos obtenidos por sus colegas, interviene en los interrogatorios y muestra sus cartas cuando ya ha logrado identificar y detener a los culpables. El ambiente depresivo que predomina en la ciudad de Barcelona, debido a la crisis económica, se convierte en el factor decisivo que mueve las pasiones y egoísmos de los asesinos, acosados por la miseria y la frustración contra los poderosos, enriquecidos a costa de los débiles. Carolina Estrada, estudiante de Derecho empleada como becaria en un prestigioso despacho de abogados, aparece estrangulada en un parque próximo a Barcelona. Horas más tarde, uno de los acaudalados socios del bufete es asesinado en su domicilio de la misma forma que su empleada. Mientras los policías de servicio atribuyen los dos crímenes al mismo autor, quizá algún cliente resentido, Milo desarrolla una investigación paralela de incierto resultado que sus jefes consideran condenada al fracaso. El inspector desafía las normas, ignora las opiniones de sus compañeros y arriesga su vida para demostrar el acierto de sus teorías frente a las rutinarias versiones oficiales. Milo prefiere analizar las conductas de personas anormales que reaccionan de modo violento al verse acosados por unas circunstancias adversas que se consideran incapaces de superar. El estilo narrativo de Aro Sáinz de la Maza(Barcelona,1959) muestra una notable pericia en la descripción de los episodios que transcurren en el entorno urbano de Barcelona al tiempo que consigue dotar a sus personajes de reacciones y actitudes tomadas de la vida real. El comportamiento excéntrico del protagonista, al margen de la moral en sus relaciones sentimentales se describe sin entrar en detalles de contenido sexual. Las dos expresiones blasfemas puestas en boca del protagonista carecen de sentido y responden inexplicables razones extraliterarias.

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