EL AROMA DEL CHOCOLATE

Ewald Arenz, nació en 1965 en Nuremberg, Alemania, y aunque poco conocido en España, es autor de una veintena de novelas traducidas a varios idiomas. Bóveda publica ahora en castellano El aroma del chocolate, su última novela.
August Lebesking es un joven teniente vienés que tras diez años de servicio decide dejar el ejército en la primavera de 1881. Con la libertad recién estrenada y a las puertas del verano August piensa que es el momento oportuno de tomarse un tiempo de descanso antes de incorporarse a trabajar en la fábrica de chocolate de su tío Josef en el departamento financiero. Con el espíritu liviano, saboreando esta nueva forma de felicidad, entra en uno de los cafés vieneses donde los aromas le resultan evocadores. Allí se encuentra casualmente con la atrevida y misteriosa Elena Palffy. Un primer encuentro poco amistoso, pero al que seguirán otros en los que la voluntad de August quedará debilitada frente a la enigmática personalidad de la joven por la que se siente apasionadamente atraído. El don natural que posee August por identificar olores que para los demás pasan desapercibidos, le da la capacidad de predecir acontecimientos o formar imágenes que después podría plasmar en delicados dulces. Es éste el modo que decide emplear para seducir a Elena y evocarla en su ausencia. El chocolate será la materia base a la que irá añadiendo las especias necesarias, a veces poco convencionales, hasta conseguir el sabor y el aroma únicos que defina la imagen que se ha formado de la mujer. Su amor por Elena tendrá ya sabor a chocolate, y la obsesión por encontrar el que defina su esencia, casi enfermiza.
Ewald Arenz escribe una novela entretenida, en un escenario cargado de olores, colores, delicados dulces y algo mágico traído de la mano del protagonista por su capacidad de identificar cada uno de los aromas que quedan flotando en el ambiente. Fuera de esa fantasía la actuación del personaje es muy poco creíble. Los personajes en general son flojos, poco elaborados y siguiendo estereotipos en una historia que no consigue profundizar en el misterio en el que se centra la trama. No es nueva la fórmula empleada por el autor de amor y chocolate para evocar imágenes cargadas de sensualidad y un amor apasionado.

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