EL CASO DE LA PISTOLA Y EL PASTEL DE CHOCOLATE

Colin Fischer de catorce años, con síndrome de Asperger que le provoca una especie de autismo, y un coeficiente intelectual próximo a 180, inicia su andadura en el instituto arrastrando la catalogación que de él ya hicieron sus compañeros en los años de colegio como de chico raro. Con Melissa como única amiga, y con el constante acoso de algunos de sus condiscípulos, Colin tendrá que enfrentarse a un ambiente hostil propio de inexpertos adolescentes y a la curiosa aparición de una pistola en la cafetería del recinto junto a la tarta de chocolate del cumpleaños de Melissa.
Una novela que recuerda a la que lleva por título “El curioso incidente del perro a medianoche”, lleva a reflexionar sobre la incapacidad de no poder captar el doble sentido de las palabras que padece el protagonista. Decir las cosas tal como son y en un único sentido podría evitar problemas de interpretación y quizá una comunicación más directa y fluida entre las personas, pero también restaría fuerza expresiva. La riqueza de los sentimientos, el contacto físico que requiere toda relación afectiva y que dan sentido a las palabras es algo que necesariamente Colin tendrá que aprender a dominar.
Intercalar notas escritas por el joven protagonista en su libreta de anotaciones para su posterior análisis aportan originalidad a la novela. La facilidad para obtener armas de fuego por parte de adolescentes y que supone un grave problema en la sociedad actual americana no deja de ser un toque de atención que los autores plantean de alguna manera en el desarrollo de la trama.

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