EL CHICO Y EL PERRO

Seishu Hase es el seudónimo bajo el que publica sus novelas el escritor japonés Toshihito Bando (Hokkaido, 1965). En el terreno literario destaca especialmente por sus novelas sobre la mafia japonesa, la Yakuza, que giran en torno a las luchas internas por el poder entre los grupos que la componen. A lo largo de su carrera ha publicado más de cuarenta novelas negras y policíacas sobre este tema. Algunas de ellas han llegado a adaptarse al cine. El chico y el perro, ganadora del Premio Naoki 2020, es la obra con la que Hase debuta en el panorama literario español en 2022.
El joven Kazumasa Nakagaki, tras el tsunami de 2011 al norte de Japón, ha perdido su empleo y no ve otra posibilidad de ganar dinero que trabajar para la Yakuza en encargos de poca importancia. Un día se encuentra en la gasolinera donde se detiene a repostar con un perro mestizo, mezcla de pastor alemán y alguna raza japonesa, que parece abandonado y en cuyo collar pone la palabra Tamon. El comportamiento del animal le hace sospechar que ha sido muy bien amaestrado y que la familia a la que pertenece debe vivir en el sur por cómo deja fija la mirada en esa dirección. El perro parece haberse encariñado con él y Kazumasa lo lleva a su casa con la intención de enseñárselo a su hermana y su madre, una mujer con claros signos de demencia. La conexión entre la madre y el perro es tan excepcional que logra sacarla del letargo en el que llevaba una temporada sumida. Pero la Yakuza no sabe de sentimientos y en uno de los encargos que dan a Kazumasa éste muere a pesar de la férrea defensa del perro que pasa a manos de uno de los ladrones implicados. A partir de ese momento Tamon irá recorriendo el país, siempre hacia el sur, entrando en conexión con diferentes tipos de personas que, atraídas por su comportamiento, lo acogerán en sus vidas como un ángel protector.
Seishu Hase escribe una historia emotiva, muy del estilo del espíritu japonés, poniendo en valor la conexión entre el perro, emisario de los dioses, y los hombres.
La historia, aunque increíble en algunos aspectos, pone en valor la posibilidad de la conversión de las personas y su inclinación al bien cuando hay algo que las motive a hacerlo. El mal nunca tiene la última palabra y hay un deseo de redención, de volver a un origen de inocencia.
Tamon, ángel protector, es el hilo conductor de cada una de las historias que, de alguna manera, se relacionan hasta conseguir que el círculo se cierre.
En el capítulo La prostituta y el perro hay breves escenas y comentarios que pudieran resultar molestos.

Encarnita Herraiz