EL CORTADOR DE CAÑAS

Cuando contempla la luna llena en un cañaveral, a orillas de un río, un desconocido se acerca al autor y le cuenta la sorprendente historia que constituye el grueso de este relato: un hombre se enamora de una hermosa viuda pero no puede contraer matrimonio con ella, y la hermana de ésta se ofrece a casarse con él permitiendo que sea la otra quien viva como su verdadera esposa.
Este peculiar triángulo se trata con delicadeza, describiendo de modo poético y elegante, refinado y suave, la belleza de la esposa y los detalles costumbristas. Las primeras páginas del libro constituyen un homenaje a la literatura y al paisaje japonés, pues el autor se entretiene en citar pasajes de obras relevantes y en explicar la geografía de los lugares por donde pasa. El texto es un ejemplo de las preocupaciones formales de Tanizaki, que se reflejan en una estructura muy cuidada y en citas literarias oportunas. La forma de considerar las relaciones humanas, la oportunidad en el trato y la educación de las personas es muy propio de la literatura japonesa de comienzos del siglo XX. La delicadeza lleva a que la inmoralidad aparezca como un convenio entre gente educada, en la que el respeto y veneración a los ancianos y a las multiseculares tradiciones llena sus hábitos y sus vidas. Tanizaki (Tokio, 1886-1965), testigo de la desaparición de un mundo y una época, publicó esta novela (1932) en su etapa de plenitud creadora, en la que renegó de su anterior occidentalización.

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