EL DIA DEL PERRO

La primera dedicatoria del libro, “Al perro que, de pronto, apareció en la autopista E411 el 20 de marzo de 1995”, explica el eje sobre el que gira esta breve novela. Un relato imaginativo que se articula alrededor un accidente menor, el atropello de un perro en una autopista. Sobre ese suceso se engarzan seis historias. Las narran personas que lo han presenciado en seis capítulos.
En el primero, un curtido camionero comienza describiendo el accidente: “El otro día, en la autopista, un perro abandonado corría por la mediana. Eso es muy peligroso, podría haber creado un accidente mortal”. A partir de ahí, pasa al relato de su vida al volante, entre estaciones de servicio y el abandono de su mujer. En el segundo, un sacerdote que casualmente transitaba por la autopista vierte sus complejos pensamientos sobre la amistad platónica que mantiene con una joven que acude a la biblioteca contigua a la parroquia.
En el tercero, bajo un título festivo, “Una sombrillita clavada en la nata”, se esconde el drama personal de quien “el día del perro iba a nuestra cita, que sería la última y había bautizado de antemano «cita de ruptura»”. El cuarto es un ciclista herido en la pierna al caerse y con el espíritu más herido por su fracaso profesional y familiar. El quinto, “Nada que hacer”, es el título y el gris leitmotiv de una viuda a la que su problemática hija Anne hace de chofer en la E411. Será Anne quien en el último capítulo cuente su versión en la que aparecen el camionero, el ciclista y los demás testigos y muestre en su existencia descentrada motivo de su bulimia.
Seis soliloquios, con seis modos de ver un mismo accidente, que dan pie a genuinos relatos de los protagonistas. Su modo de vida, sus amores, sus temores y sus fantasmas. Todo ello con un estilo vivo y descomplicado, realista y vibrante, que capta la atención. Lamarche escribe con fluidez y maestría y, aunque en este caso no emplea la dureza de otras de sus obras, tampoco elude mostrar las miserias humanas. Troa.

TROA