EL EXPRESO DE ROMA

La editorial Ardicia publica la primera edición en castellano de esta novela policiaca clásica.
Tras su carrera militar, Arthur Griffith (1838-1908) publicó más de cincuenta libros, la mayor parte de intriga. El expreso de Roma, escrita en 1896, fue un hallazgo del conocido novelista Graham Greem y su hermano Hugh, que la incluyeron en su antología de la novela policiaca victoriana, Victorian Villainies.
La trama es sencilla. Poco antes de llegar a París, cuando los viajeros se preparan para dejar el tren, aparece un hombre asesinado en el coche cama procedente de Roma. En ese vagón, iban solo seis viajeros, que Griffith presenta con detalle en un primer capítulo en el que conocemos también al inspector francés Floçon, al mozo al que encuentran dormido al saltar la alarma y la doncella de la condesa, la enigmática Hortense Petitpré, y pocas personas más.
A Griffith le bastan pocas protagonistas y dos o tres escenarios para centrar la atención: el interior del coche cama, el andén de la Gare de Lyon y la sala de esa estación en la que los viajeros del coche cama son escoltados por la policía para ser interrogados.
La novela reúne las características de la literatura victoriana: una prosa correcta, un estilo limpio, atención a los sentimientos y reacciones de los protagonistas, junto a notas tan británicas como la ironía y el humor o la tendencia a ridiculizar veladamente lo francés. Hace sonreír la actuación de unos agentes de la policía francesa desacertados y hasta torpones. Junto a esto llama la atención un desarrollo inteligente del argumento en el que las piezas van encajando. Tampoco falta una componente sentimental entre dos de los viajeros. Troa

TROA