EL MÉTODO CATALANOTTI

Un Camilleri en estado puro, con los personajes de siempre, y con la misma fuerza de siempre y con ese fondo sensual tan propio de él, que no llega a ser burdo y que es compatible con el humor que recorre todo el libro y no solo cuando interviene el singular Catarella. Un personaje se añade aquí: Antonia, nueva jefa de la Científica, aunque no por mucho tiempo. Joven, muy atractiva y que le hace perder los estribos a Montalbano, hasta donde no sospecha el ingenuo lector.
El asesinato de Catalanotti ocupa toda la novela, aunque haya, como es habitual, otro pequeño caso, que sirve de ocasión para comprobar la humanidad del Comisario. Catalanotti es un personaje irrepetible, rodeado de misterio para los que le conocen, para unos un genio, para otros cruel. Es un usurero, pero con una afición desmedida al teatro. Es uno de los que dirigen un pequeño grupo para aficionados, aunque realmente es el que manda: elige las obras que se van a representar y elige a los actores. Precisamente el método de elección de los actores, totalmente peculiar y extraño es el núcleo de la novela y de la solución del caso.
No hay prácticamente pistas para investigar el asesinato y el Comisario junto con Antonia es el que va a llevar el peso de toda la investigación y utilizando a sus colaboradores de confianza, Augelo y Facio solo para labores secundarias, la razón está en que quiere estar con Antonia todo el tiempo posible, y más. Tienen que entrar a fondo en la mente y en el modo de ser del muerto para llegar a hacerse una idea. El trabajo es muy lento porque cuesta encontrar el hilo del que tirar, aunque al final se descubrirá todo.
Pero entre acción y acción el comisario no pierde ocasión para irse a comer y describir los apetitosos manjares que le salen al paso: toda una lección de cocina y de apetito. Si a esto le unimos la frescura con la que escribe y la rapidez de la acción tenemos una buena novela que se lee con mucho gusto e interés.
Hay varias escenas de sexo escritas de tal modo que es difícil que puedan herir.

TROA