EL MISTERIO DE LA TERCERA MILLA

Vuelve el inspector Morse, de Oxford, para resolver un caso en el ambiente académico de esa ciudad. Todo comienza con el hallazgo en el agua del canal de un cadáver al que le falta la cabeza, las manos y los pies, por lo tanto, imposible de identificar. Un pescador da la voz de alarma y el inspector con el fiel sargento Lewis, comienza la investigación. A la vez el director de una de las instituciones académicas que es muy amigo de Morse y que se va a ausentar le pide que eche un ojo a uno de los profesores del claustro de una sección de Letras. Este profesor y otro del mismo departamento y vecino de piso, conocidos por su animadversión, también se ausentan. Hay un problema entre ellos que ha derivado en que ninguno haya podido llegar al cargo de director.

Comienzan a investigar en el entorno académico y en la zona donde se ha encontrado el cadáver, pero todo son datos, de momento, irrelevantes e inconexos. Los dos van avanzando y haciendo suposiciones que no llevan a ninguna parte y solo son elementos misteriosos de los numerosos nudos del problema, ya que cuentan con un muerto desconocido, tres personajes ausentes y una carta que se encuentra en el cadáver y que está incompleta. Además, la novela comienza con un relato de tres hermanos en la guerra donde uno de ellos, el más joven, muere, pero tampoco se entiende su relación con el caso.

Lo curioso es que el relato mantiene una tensión considerable, mientras que el lector se siente atraído y perdido. La novela se resolverá, pero es muy farragoso el final.

Los ambientes de Oxford son vivos y ayudan a leer con gusto, lo mismo ocurre con los personajes, desde el Dexter, amante del alcohol y del porno hasta el sencillo Lewis, amante de su mujer y de su casa, pero sumamente ejemplar y responsable. Los personajes secundarios están también muy bien trazados.

Novela distinta de un escritor consagrado y que puede desconcertar en su explicación final.

TROA