EL MISTERIOSO SEÑOR BADMAN

Novela clásica de los comienzos de la novela policíaca inglesa en la que W.F. Harvey (1885-1937) introduce al lector en la trama inmediatamente, pero sin brusquedades en la acción. Como en todas estas novelas lo que predomina es precisamente la acción, pero a la vez, la descripción de paisajes es muy certera y dada con pocas pinceladas; los personajes, también, se dan a conocer con pocos rasgos, pero suficientes para quedar muy bien retratados. Todos los que intervienen en la novela, hasta los que cometen los delitos, son elegantes y los mismos aldeanos, los niños, los dependientes de establecimientos, son los exponentes de otra época donde la estridencia no existía y la amabilidad y la cercanía era lo cultivado por todos. Los hechos delictivos son muy sencillos, no hay nada que sea forzado; ni la aparición improvisada de personajes o la casualidad, tan propias de la novela actual, están aquí presentes. A la vez siempre hay episodios caballerescos, románticos y hasta un poco histriónicos que nos hacen recordar que todavía estamos a inicios del siglo XX.
El señor Digby ya está retirado, experto en arte, culto, después de una vida de aventuras por los países del Imperio. Acaba en un pueblecito donde su sobrino acaba de tomar posesión de su plaza de médico y uno de sus amigos tiene su residencia allí. Todo es plácido, lleno de quietud y belleza, pero una tarde que se ha quedado al cuidado de la librería que tiene el matrimonio que le ha alquilado la habitación porque ellos tenían un compromiso, llegan sucesivamente tres personas a pedir un mismo libro, que no está en la librería. Es un libro y un autor desconocido, pero a partir de aquí se van a suceder todo tipo de pequeños acontecimientos alrededor de esa publicación.
Y así comienza toda una aventura con tres personajes principales: Digby, su sobrino, el joven doctor Pickering y Diana, hijastra del primer ministro. Luego están los delincuentes, unos personajes idealistas y como siempre con una moral incorrecta, pero que no deja de ser victoriana, cuidadosa de las formas. El dilema es sencillo, ¿Qué encierra el desconocido libro para que se busque afanosamente? Algo importante tiene que ser… Y aquí está toda la trama.
La novela es toda ingenuidad, como todas las de esta época, pero ahí está todo su encanto. Si somos amigos del género gustará mucho, aunque no esté entre las más conocidas.

TROA