EL PABELLÓN AZUL

Un anciano italiano de origen cíngaro, titiritero y cineasta, hace balance de su vida mientras espera en su casa de Galicia -donde ha ido a acabar sus días, por un juramento hecho a un amigo- la llegada de su hijo mayor para poder morir en paz. Como un artesano de la memoria, pone en presente los recuerdos.
En su segunda novela, el autor, periodista (Lugo, 1952), describe a un hombre al que van "anegando los recuerdos" y que se ve cercado por la muerte, pero más que por la propia, por la que ha realizado "la siega de mi gente". Pero sus recuerdos, hechos a base de los sucesos de su vida, se convierten en un discurso poético, con imágenes bellas y expresivas, cargado de una melancolía serena que no reprocha ni critica; más bien, en el dolor ante la consciencia del final cercano, rememora lo bueno que ha tenido en su vida de trabajo circense, su familia y amigos. Es un relato ágil y mesurado a la vez, intimista. En la primera parte, el léxico tiene términos malsonantes. Dentro de su talante positivo, las referencias a lo trascendente se reducen a cuestiones externas.

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