EL REGRESO DE REGINALD PERRIN

Tras haber fingido el suicidio en la primera novela protagonizada por él, Reginald Perrin reaparece ahora dotado de nueva identidad, tratando de cambiar de vida. La obra narra su nueva existencia, no muy distinta de la anterior, en tanto que se casa otra vez con su mujer, oficialmente viuda, habita en la misma casa y trabaja, aunque en otro puesto, en la misma empresa. Pronto vuelve a sentirse insatisfecho, revela su engaño, con el que en realidad no había engañado a nadie y acaba quedándose en paro. Tras el fracasado intento de encontrar empleo en un criadero de cerdos, se le ocurre la idea de montar una tienda de objetos inútiles. Su inesperado éxito comercial le hace rico pero también de nuevo, prisionero del sistema.
La obra, publicada en 1977, presenta una crítica social centrada en un sector de la clase media inglesa, establecido en pretenciosas urbanizaciones de la periferia londinense. Reginald Iolanthe Perrin (RIP) representa una caricatura de esta clase de empleado de la empresa privada al que se le exigen rendimientos desproporcionados y se le imponen unos métodos de trabajo opresivos que terminan por trastornarle. Cobra un buen sueldo que eleva su nivel de vida respecto del de sus padres, pero el coste a pagar resulta a la larga inaceptable. Cuando inicia un negocio propio, tan absurdo como los trabajos anteriores, la inesperada acogida del público revela unos hábitos de consumo demenciales y convierte a Reginald en alguien muy similar a sus antiguos jefes. El autor a través de su protagonista, realiza una sátira divertida, brillante, certera e impregnada de un humor genuinamente británico. Sin embargo, su trasfondo es triste y pesimista, en tanto que Reginald no logra sentirse feliz ni por el dinero que gana ni por los enredos extraconyugales con su secretaria. Tanto él como su mujer, que también le traiciona alguna vez con su antiguo jefe, y su hija casada y esporádica amante de su tío materno, son figuras de cortos horizontes existenciales.

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