EL RELOJERO DE FILIGREE STREET

Novela de intriga, ambientada en Londres en la década de 1880. Los independentistas irlandeses desencadenan una serie de actos terrorista en la capital inglesa que pone en movimiento a la policía y a los servicios de seguridad y espionaje de la Corona. Protagoniza la acción un funcionario del Ministerio del Interior, muy hábil en el manejo de telégrafo, a quien se le encarga que vigile estrechamente a un relojero japonés sospechoso de ser el programador de las bombas para que estallen a determinadas horas.
La obra, El relojero de Filigree Street, primera publicada por Natasha Pulley, combina la trama de intriga con nociones de matemáticas y de mecánica para explicar los complicados mecanismos que mueven relojes y muñecos autómatas, casi robóticos, inventados por el relojero. La capacidad de adivinar el futuro que además posee este, añade abundantes referencias paranormales a su perfil misterioso y enigmático. Por otra parte, la figura de una joven y aristocrática investigadora cuya familia quiere que se case y abandone sus ensayos científicos se encarga de aportar los recursos sentimentales suficientes para completar el entramado narrativo. Mientras todo Londres tiembla, los protagonistas establecen entre ellos una relación compleja cuyos alcances no quedan claros en ciertos momentos. A medida que avanza la trama argumental, la autora se centra en la descripción de numerosos episodios secundarios que restan fuerza, interés y sobre todo verosimilitud al eje central de la historia. Escrita con técnica de “best seller” la obra posee las dosis de recursos efectistas y el rápido encadenamiento de las situaciones que exige este tipo de novelas de consumo. Le falta, en cambio, la pausada elaboración del estilo necesaria para ser considerada como un texto literario y la profundidad de contenido que le hubiera permitido plantear una problemática de fondo consistente desde el punto de vista humano. La actitud del protagonista al aceptar un matrimonio de conveniencia y negarse después a guardar un mínimo de apariencias conyugales, parecer responder a unas inclinaciones homosexuales apenas insinuadas.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa