EL UNIVERSO EN UN BIT

Lo primero es un aviso: este libro, que trata sobre la información y que propone una interpretación del universo -y de la ciencia- en esa clave está escrito por un médico. Un médico formado, ciertamente, pero no un experto en física. Su tesis es sencilla y parte del supuesto de que el principio de todo no es el agua, como decía Tales, ni el ser, como afirmaba Parménides, sino la información. Lo explica todo de manera sencilla y asequible, pero la principal objeción que cabe hacerle es la de no diferenciar bien lo que es científico de lo que no lo es. O al menos no hacerlo de forma explícita.
Así, afirma en un momento dado el autor: “En el último siglo la física nos ha mostrado que el universo y la vida que alberga son muy diferentes a como pensábamos. Todo lo que existe, todo el universo, los astros, los agujeros negros, el planeta Tierra, todos los seres vivos, nuestros pensamientos y sentimientos, todo es consecuencia de un intrincado juego de átomos, partículas subatómicas, campos cuánticos y, sobre todo, de información”.
Para Campillo, el universo es un bit, lo que quiere decir que la sustancia principal de todo es la información. Desde su peculiar teoría de la evolución, el autor insiste en que ha habido una evolución del universo en diversas etapas, que culminan en la cultura y antropología cibernética. Esta da la pista para interpretar todo, puesto que la biología no es más que un sistema de información más. Asimismo, en esa carrera de la información, ciertamente como afirma Campillo la evolución se ha trasplantado desde la biología a la técnica.
Algunas de las explicaciones pueden ser demasiado abstrusas y requieren conocimientos de física y de computación. Lo mejor y más aprovechable es la posibilidad de enterarse de cuál es el camino que toma la física y la deriva cibernética. Ahora bien, se antoja un poco reductivo -y oportuno- explicar todo el universo en términos cuantitativos, pues un bit no deja de ser eso: una medida.

TROA