EL VALLE DE LAS NUBES

Lewis Grassic Gibbon, seudónimo de James Leslie Mitchell (Escocia, 1901 - 1935), comenzó a trabajar como periodista en 1917. Se incorporó de forma activa al Partido Socialista Británico y en 1929 se dedicaría exclusivamente a la escritura bajo su nombre real y bajo seudónimo. Su obra más importante es la trilogía A Scots Quair, siendo El valle de las nubes el segundo libro de la serie.
Chris Guthrie es una hermosa joven viuda con un niño de tres años, vecina de un pequeño pueblo al norte de Escocia. Su esposo, Ewan Tavendale, un humilde granjero, desapareció en Francia durante la Gran Guerra y ahora es el reverendo Robert Colquohoun quien ha logrado conquistar su corazón una vez que ha regresado de la contienda. A pesar de las críticas de algunos de su comunidad rural, Chris decide casarse de nuevo y formar una familia con el clérigo. A pesar del carácter apacible y permisivo del hombre, Chris no tardará en descubrir que la guerra ha dejado en él graves secuelas tanto psíquicas como físicas por el gas mostaza que le empuja eventualmente al aislamiento y a un comportamiento ambiguo. Al poco tiempo de casarse Robert consigue un puesto como ministro de la iglesia de Segget, en el condado de Mearns, una población más grande, de tendencia conservadora, por lo general descreídos, impíos, inmisericordes con sus prójimos, chismosos, rudos, vulgares, personas simplonas y poco inteligentes. La misión que se propone realizar Robert es encauzar por los senderos de Dios a unos hombres y mujeres que no comparten sus mismos puntos de vista en moral. Chris, a pesar de no ser creyente, soportará la situación por amor a su marido. Vivirán años de posguerra agitados por las huelgas mineras, la depresión económica o la subida al poder de los laboristas, constituyendo éste el marco de la trama de la novela.
Gibbon emplea una técnica narrativa muy particular y original. El narrador es una voz que interpela a los personajes, una especie de conciencia que los va configurando.
La protagonista es un personaje femenino de gran fuerza. Su pensamiento, ideas y manera de ver la vida forman en ella una conciencia clara, pero de moral incierta. La percepción de la vida cotidiana en el ambiente rural se desarrolla desde su propia experiencia vital.
Las intervenciones del reverendo son ambiguas, en ocasiones resulta incrédulo, e instrumentaliza a Cristo como liberador político. Al final de la novela habla de la “santa Iglesia Católica” como si formara parte de ella y con algunas referencias litúrgicas que crean confusión y que, más bien, indican falta de conocimiento sobre religión del propio autor.

Encarnita Herraiz